Este pasado fin de semana hemos estado en el salón Motomadrid, el único gran evento de motos que se celebra en la capital y que ha convocado a nada menos que 46.000 personas.
Para los visitantes ajenos a las motos, que han sido muchísimos durante los tres días, es una forma entretenida de pasar un día de fin de semana con mal tiempo, ven cosas curiosas, aprenden algo sobre motos y puede que sirva para contagiarles un poco de esta pasión.
Para los aficionados a la moto de verdad, esto, reconozcámoslo, está lejos de ser un auténtico "salón de la moto" y bajo la nomenclatura de "salón comercial de la moto" sigue siendo una especie de mercadillo con presencia salteada de marcas y empresas de todo un poco relacionadas con las dos ruedas.
Los Pros
Madrid necesita un salón de la moto como el comer, y esto es lo más cercano que tenemos. El "hambre" de moto se ve en la gran asistencia que tiene el evento: 46.000 visitantes este año.
El aprovechamiento del espacio es bastante bueno y encuentras un poco de todo, la visita se hace entretenida e incuso puedes pillar alguna ganga en los numerosos puestos de venta.
Este año se ha dado mucha importancia a las preparaciones de motos, que están tan de moda, ocupando prácticamente toda la planta baja y con muestras muy impresionantes de que en este país tenemos auténticos artistas en esta especialidad. Hay trabajos realmente espectaculares, sólo por eso, si te gusta este rollo, ya vale la pena visitar el salón.
El poder ver varios modelos de diferentes marcas reunidos siempre se agradece para no tener que ir de concesionario en concesionario. Por fin hemos podido ver la nueva R6 (gracias, Yamaha, por no abandonar la categoría de 600RR), tocar el scooter trail ADV de Honda o la espectacular CRF250 rally, la Ducati Multistrada 950 o las curiosas y bonitas eléctricas Volta (incluso en una versión todo-terreno). Ah, y en el lado más "hipster" las pequeñas y "pintonas" Mash y las estilosas Royal Endfield :)
Los contras
La gran pega de este salón es su localización. El pabellón de cristal de la casa de campo es una ubicación poco apropiada para un salón de la moto y la sensación que transmite es la de un lugar oscuro y ajado, eso sin mencionar la escasez de aparcamientos y la dificultad de acceso, sobre todo si se coincide con otros eventos en la casa de campo como ocurrió el domingo por la mañana.
Cada vez parece que las grandes marcas se animan menos a estar presentes, este año, por ejemplo, se ha echado de menos a marcas tan importantes como KTM y Kawasaki, y las que están no lo hacen con stands de fábrica, sino de concesionarios de la zona. Como dije antes, sigue sin dar la sensación de llegar a ser un salón de la moto "de verdad", aunque cumple bastante aceptablemente.
El tema de los conciertos en directo satura un poco el ambiente. Es genial tener música en vivo, pero la sonorización de este pabellón de hormigón y cristal es muy deficiente y el sonido se degrada mucho, con lo que de cerca se hace estridente y de lejos... peor.
Conclusiones
Como conclusión, seguimos aplaudiendo que haya un salón de la moto en Madrid, pero tenemos que gritarlo muy alto: es necesario dar el paso y hacerlo grande de verdad, en el Ferial Juan Carlos I, en un pabellón grande y luminoso, con espacios amplios y dejando a un lado la parte de "mercadillo barato" para darle más importancia a lo que realmente nos mueve: las motos. Queremos poder ver todos los modelos del mercado, sobre todo las novedades, nos morimos por ver en vivo los prototipos que vemos en fotos y vídeos de Milán o Intermot, por ver todos los accesorios que podríamos montarle a nuestras burras, la ropa y el equipamiento que hay y el que viene...
Las marcas no afrontan el importantísimo gasto que implica estar en un salón si la imagen que van a conseguir en él no es suficientemente buena, y, sin las marcas, Motomadrid no dejará de ser un pequeño salón puramente comercial, es decir, un mercadillo de cosas de motos.
Y esto no lo digo yo. Se lo he oído decir a todos y cada uno de los representantes de marcas con los que he podido hablar allí, algunas presentes y otras no.
Pero... ¿vale la pena?
Siempre vale la pena que haya eventos de motos, sean mejores o peores son un escaparate que ayuda a acercar las dos ruedas a gente ajena (insisto, este año había muchísima) y que nos da una buena excusa para juntarnos con los amigos para pasar un buen rato y compartir afición.
Lo que no dudamos es que si la gente de Motomadrid se decide a dar el salto hacia el concepto de "Salón de la moto" y deja a un lado el de "mercadillo", tiene muchas posibilidades de tener éxito. Y es que si juntas que hay hambre de motos en la capital, que por ubicación geográfica es el sitio ideal para convocar a los aficionados de toda España y que las marcas necesitan un salón serio en este país... el resultado de la suma es claro.
¡Esperamos que siga creciendo!
|